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10 consejos de oro para disciplinar a tus hijos

La familia cumple un rol fundamental en la sociedad, puesto que, en general, denota los valores y principios de los núcleos familiares que la componen, por ejemplo, la aplicación de buenos modales y promover en su hijo la importancia de los valores, requieren de mucha dedicación y constancia, sin embargo, los resultados son gratificantes tanto para la familia como la para sociedad.  

¿Qué debo hacer para disciplinar a mi hijo?

¿Se ha puesto a pensar si realmente lo está haciendo bien? Para ayudarle con esa respuesta, le presentamos algunos consejos que le permitan orientarse,  respecto a la formación de sus hijos en el día a día. 

  1. El ejemplo: demuestra con sus propias acciones lo que verdaderamente quiere que su hijo repita, indudablemente es la primera práctica saludable que debe hacer un padre, puesto que los hijos repiten con mucha frecuencia los patrones de conducta.
  2. Los límites: es indispensable establecer límites claros y acordes a la realidad según la edad de sus hijos, por ello, de tomarse el tiempo de explicar claramente sus propias condiciones, reglas y términos.
  3. Establezca consecuencias: una vez explicados los límites, es necesario pautar las consecuencias claras de lo que pasaría si incumple con las normas, por ejemplo: si no recoge los juguetes, entonces no los tendrá disponibles para jugar por cierto tiempo. Esta acción requiere además, fuerza de voluntad por parte de los padres, puesto que, es muy común que decaigan rápidamente y levanten el castigo antes de lo pautado, lo que permitiría entrar en un círculo vicioso.
  4. Escuche: a todos nos gusta que nos escuchen, aún más si somos niños, pues es necesaria la atención de los padres para guiar el comportamiento. Escuche con mucha atención los argumentos, póngase en su lugar y plantee alternativas para que su hijo corrija sus conductas.
  5. Preste atención: si usted presta atención a sus hijos, conocerá en un gran porcentaje sus conductas, lo que le permitirá detectar fácilmente cuando está incómodo, cuando miente o sus expresiones luego de hacer travesuras, por lo tanto, sabrá cómo actuar frente a cada situación.
  6. Realce su buena conducta: esta práctica resulta muy útil para incentivarlos a repetir las acciones buenas, ya que perciben la atención de su entorno y seguidamente aceptación. Aplaudir los aciertos de los hijos, les genera confianza e impulsa a reemplazar las malas conductas por otras positivas. Para ello, es importante que sea específico, por ejemplo decir: ¡qué bien utilizaste la témpera para pintar esa linda casa”.
  7. Estudie sus conductas negativas: los niños demandan atención, es por ello, que a veces actúan de cierta forma, para hacerse notar. En relación a las conductas negativas que no representan peligro para su hijo, puedes aplicar fingir desinterés, con el tiempo, se dará cuenta de que toda acción, tiene una consecuencia. Por ejemplo: si el niño tira un  juguete y se malogra, perderá la funcionalidad, quizás sienta en un principio un poco de frustración, pero, lo positivo es que tendrá más cuidado con los demás juguetes.
  8. Prepárese con anticipación:  es bueno que tengas en cuenta cuáles son las posibles malas conductas que tu hijo te puede presentar, plantéate soluciones constantes para que estés preparado para un próximo episodio. También es aceptable, que converses con tu hijo antes de exponerlo a escenarios propicios para las malas conductas, por ejemplo: antes de ir al supermercado, indícale que irán juntos de compras por ciertos artículos, y que el presupuesto que llevan, alcanza solo para eso, con esto, estarás estableciendo un límite a lo que puede o no hacer. 
  9. Mantenerlos ocupados: una buena idea de reorientar sus malas conductas, es mantenerlos en prácticas que le permitan crecer como persona, por ejemplo: pintar, practicar deportes, o incluso ayudar en las tareas del hogar.
  10. La pausa obligada: una muy buena idea para disciplinar, sin duda alguna es la pausa obligada, esta suele ser la consecuencia por una mala conducta, funciona muy bien en niños de 2 a 5 años, con un límite de tiempo aproximado de 1 minuto por edad, sin embargo, esta práctica puede seguir siendo aplicada en combinación con otras formas de corrección, sin llegar a incluir la violencia física ni psicológica. 

Una buena relación de padres e hijos incluye manifestaciones de amor, instrucción constante de los valores y disciplina, a fin de promover el buen desarrollo de las persona a nivel social, físico y psicológico. 

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